Buscar este blog

miércoles, 14 de julio de 2010

Hasta que abrí...

Pasa mucho tiempo de mi vida, cuando empiezo a pensar en qué voy a hacer con esos primeros pasos que daré. Mucho pensamiento, poca acción.

¿Eso salió de mi boca? ¿Realmente este soy yo? Porque todas las palabras que diga me hacen parecer sucio; como sí fuera una especie de persona falsa, que lo que dice sólo son fachadas, y que dentro se encuentra un alma oscura que pretende tener otros fines a los que tengo sobre mi mente. Porque te veo y me fascina tu sonrisa, y me encantaría que con esa boca fueras capaz de decirme cosas que escaparan de la formalidad con la que te presentas a mí. Pero tampoco quiero parecer que nosotros seamos sólo agentes pasionales que vivan de nuestro contacto íntimo; porque quiero saber que piensas sobre este camino tan largo que tiene momentos escondidos que nos darán un futuro; un futuro adecuado a la forma como nos hemos comportado. Quiero saber que tienes esperado recibir, que le has dado a la sociedad que se te pueda devolver; quiero saber sí puedes ver más allá de esas figuras preconcebidas y poco profundas de nuestras rutinas; quiero pensar que tienes el potencial para poder soñar y sonreír por cosas que tengan sentido, no por el conformismo de estos días al tener las cosas en un orden medio estable.

Pero que puedo pensar, cuando estamos atascados en la formalidad de no concretar nada. Cuando me pones tantas barreras que me hacen pensar de nuevo, decir las cosas mal y quedarme viendo como una persona que no quiero ser. Es que hablo contigo y siento que ya no me miro sobre el agua cristalina de un lago sino que soy un espejismo, soy una pesadilla de la cual sólo despierto, cuando te alejas y vuelvo a pensar en todo lo que podemos ser. Sólo tenemos que romper barreras y sólo puedo hacerlo sí tu me lo permites. No me mires mal, no me dejes enredar mi lengua porque de mis adentros, de todos mis alientos quiero que salgan palabras que te hagan sentir halagada; lo suficiente como para que puedas abrazarme y que yo pueda saber que cualquier demonio que tenga dentro de mí, puede ser dominado y que mi forma de ser pueda expresarse más en mis sueños que en mis miedos.

¿Cuál será la realidad? Dímela tú, ya que tenías una hermosa sonrisa, hasta que abrí mi bocota.