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miércoles, 25 de mayo de 2011

Stairway to...

Se eriza la piel. Todo es más tibio. Ella pasaba las páginas, y leía en secreto. Palabra por palabra, sílaba por sílaba. Deslizaba su lengua por entre delicados labios al pronunciar la F. Fuera, fusil, foco, fijo, feliz. Era ese sonido. Hojeaba y acariciaba. Amalgama de colores, más allá de una portada. Me la imaginaba entre mis sábanas, tocando su pelo. Ese pelo que caía sobre cada página que leía. Esa página con aquellos dedos, con aquellas uñas, con aquellas huellas. Todas esas marcas que dejaría sobre mis mejillas, llenándolas de cardenal.

Lentitud. Toma su tiempo. Da el paso, después de disfrutarlo un momento. Cómo si sus manos acariciaran como sus pies. Como si caminara con ellas. Se detiene para apreciar, para entender.

Era ese momento. Eran letras en sus oídos. Olores en sus ojos. Sabores en su nariz. Era silencio. Ilusión. Quería ser alguien más. No es ella, insisto. Es rojo y es piel, en una cama. Es negro y blanco, en un libro.

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